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      La UCR, tras la unidad perdida

      Los radicales quieren candidatos por consenso · En el Frepaso, Meijide hace campaña en Capital y Buenos Aires · Scioli no logró imponerse como candidato de Menem · Cavallo y Beliz buscan su propio perfil

      Redacción Clarín

      Abril es el límite que los radicales de la Capital se impusieron, en un acuerdo no escrito, para ordenar una lista de candidatos que conforme a todos. Una fecha demasiado próxima, por lo que pudo verse esta semana en una recorrida por las principales corrientes de la UCR porteña.

      Rodolfo Terragno tuvo un segundo lanzamiento, el martes último, como candidato a diputado, de la mano de los cuatro grupos opositores al delarruismo en el distrito. En un gimnasio del colegio Don Bosco, Terragno fue apoyado al mismo tiempo por Jesús Rodríguez, del Ateneo del Centenario; Oscar Shuberoff, del Movimiento Futuro; Facundo Suárez Lastra, de Transformación Radical y Miguel Salvatori, de Iniciativa Radical.

      "Había 2.856 sillas ocupadas", dijo un hombre del Centenario en una consagración del detalle y para dar muestra del tamaño de la convocatoria. Lo acompañaba la razón: el acto casi no tuvo propaganda, sino hubiera sido por unos afiches callejeros que muestran a un Terragno con los brazos en cruz, un inusual gesto de desborde en el jefe del partido.

      La paternidad de un candidato

      "­Pero si a Terragno lo lanzamos nosostros en diciembre!", se quejaba -con igual razón- un dirigente del delarruismo, que buscaba minimizar el relanzamiento de la campaña.

      Que la UCR de la Capital pelee por la paternidad de la candidatura de Terragno, un hombre cuya jefatura es resistida en el ámbito nacional, es por lo menos una curiosidad.

      Con todo, no es la instalación de Terragno lo que separa a los radicales. Son más bien, los espacios en la lista que encabeza el ex ministro de Raúl Alfonsín.

      De las doce bancas en juego en la Capital, el radicalismo renueva cinco, entre ellas las de Jesús Rodríguez y Rafael Pascual, el referente más importante de Fernando de La Rúa en la Cámara baja. Pascual y Jesús se profesan mutuo respeto; pero no hay nada que indique que uno de ellos vaya a resignar el segundo lugar en la lista en beneficio del otro.

      Hay una preocupación común a parte del oficialismo radical y sus opositores internos: la búsqueda de nombres con peso propio para una elección que consideran decisiva de cara al 99.

      Lo explican del siguiente modo: el partido no tiene una representación institucional en el Gobierno de la Ciudad, del que muchos dirigentes -punteros cuyo principal aporte radica en las fichas de afiliados conseguidas- quedaron marginados. Todos temen ahora que haya quienes quieran compensarlos con cargos electivos, tanto en algún lugar menor de la lista nacional, cuanto en la de legisladores locales, donde hay espacio de sobra para repartir.

      De la discusión podría inferirse que muchos radicales coinciden en la necesidad de terminar con las listas sábana, un sistema de representación cuestionado. Aunque también reconocen que el momento para hacerlo no ha llegado.

      Los cargos en juego

      La UCR porteña va a las urnas el 1 de junio para elegir 12 candidatos a diputados nacionales, 60 locales, cuatro delegados al Comité Nacional y autoridades de las 28 secciones electorales. Si se llegaran a desdoblar los comicios en la Capital, la interna se adelantaría al 4 de mayo.

      Se descuenta que de todos esos cargos, los electivos serán designados por el consenso de las principales corrientes. Porque hay mucho en juego, para todos, en caso de perder, De la Rúa y Terragno no demorarán más allá de la semana próxima un encuentro para ordenar sus intereses.

      Por ahora todos tienen una urgencia en común: volver a ganar el distrito porteño, como en junio pasado, y hacer a un lado, acaso definitivamente en el segundo lugar, al Frepaso.


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