No queda otra: o volver al 89 o crecer con este modelo

Había más trajes que zapatillas en el salón principal de Parque Norte. Más celulares que pancartas. Más clima de asunción oficial que de acto político. Pero Carlos Menem no necesitó más incentivo que el resonar del bombo del Tula para meterse de lleno en el discurso de campaña electoral.En medio de los anuncios de nuevos programas de empleo y de apoyo a las Pymes , el Presidente dejó de lado el discurso previsto para improvisar y volver sobre el discurso que busca asociar a la Alianza con el final hiperinflacionario del gobierno de Alfonsín.No le queda otra a los electores, o volver al 89 votando a la Alianza o quedarse y crecer con esta propuesta y este modelo, soltó Menem, enérgico, en medio de un discurso que, hasta entonces, sonaba monocorde.Las alternativas son la mentira, la difamación y la injuria, o la grandeza, la honorabilidad y la credibilidad, dijo Menem mientras los militantes lo interrumpían cantando aunque digan que no, aunque digan que no, le ganamos a la Alianza.... Y, de paso, le advirtió al electorado que distinga entre la capacidad de hacer y la verborragia, entre la eficacia y la demagogia, aludiendo, obviamente, a la falta de proyecto que el oficialismo le endilga a la oposición.Las frases de Menem eran seguidas con atención desde el escenario. Ministros, secretarios de Estado, gobernadores (Eduardo Duhalde fue especialmente mostrado en primera fila) y dirigentes partidarios y sindicales aplaudieron cada vez que Menem se refirió a la Alianza como un contubernio o ironizó recordando el tango Mala junta.Casi obsesivo en el terreno político, Menem siguió embistiendo contra la oposición, dejando de lado el libreto que Armando Caro Figueroa y Eduardo Amadeo le habían escrito prolijamente para que anunciara las medidas previstas.Nada de mentirasYo les recuerdo a mis amigos radicales que ellos que habían levantado una bandera fundamental con que se rompa pero no se doble, terminaron doblándose, dijo el Presidente logrando que el público desempolvara un cántico de la campaña del 89: Traigan al gorila de Alfonsín, para que vea....Con un cartel inmenso a sus espaldas (Programa de Promoción de Empleo. Presidencia Menem) y pantallas gigantes siguiendo sus movimientos, Menem no tuvo reparos en reconocer como asignaturas pendientes de su gestión al desempleo y la desocupación. Claro que, al mismo tiempo, aseguró que será su gobierno el que dará la batalla final contra esos problemas.Para demostrar su autoridad en el tema, Menem hizo pública solo parte de la encuesta de Hugo Haime que está en el escritorio de todos los funcionarios en estos días: El único que está en condiciones de resolver el problema del desempleo es el Presidente Menem, según el 73 por ciento de los encuestados, afirmó él mismo.Después siguió con su discurso, pero volvió a hacer un paréntesis para contestarle a los que lo acusan de estar tomando medidas electoralistas, por el anunciado aumento a los maestros y a los jubilados.Ahí recordó que cuando en la campaña presidencial de 1995 le preguntaban si iba a haber aumento salarial y de jubilaciones dije que no porque no estábamos en condiciones de hacerlo. Ahora nos falta resolver los problemas pendientes sin tirar por la borda lo conseguido. Sin nada de mentiras, nada de promesas, nada de demagogia.Porque sabía que además de funcionarios y gobernadores lo acompañaban algunos sindicalistas (eran los que habían movilizado las decenas de micros que llegaron hasta el lugar) Menem tuvo un párrafo especial para ellos al reiterar que son la columna vertebral del movimiento. Pero nadie atinó a cantar la marcha peronista. El acto terminó con el clásico a triunfar, a triunfar, a triunfar.Menem se quedó saludando en el escenario. Duhalde prefirió irse rápido. Fue el primero que desapareció detrás del cortinado.