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      Boca trituró a Racing con lujos, toques y goles

      Los tantos del puntero los marcaron Barijho, en dos oportunidades, Guillermo Barros Schelotto y Cagna. Hubo una abismal diferencia de funcionamiento que justificó ampliamente la victoria.

      Redacción Clarín

      Si el fútbol es la dinámica de lo impensado, como alguna vez definió para la inmortalidad Dante Panzeri, periodista agudo e intransigente; si es cierto que el azar y las circunstancias cumplen un rol principal en el desarrollo de los partidos de alta competencia; si según una frase de moda -con cierto asidero- cualquiera le gana a cualquiera, Boca, este Boca diseñado por Carlos Bianchi y ejecutado por un puñado de jugadores iluminados, parece querer romper con todas las reglas (más códigos y cábalas) que forman el folclore futbolero.Porque el Boca que vapuleó a Racing hasta el límite de lo creíble entre dos equipos de un mismo torneo (y supuestamente de similar categoría) empezó a circular a contramano de todos los preceptos. De tan seguro y eficaz, su juego parece siempre pensado, como si la habilidad y el talento pudieran computarse cientifícamente y hasta la improvisación surgiera sin margen de error. Y, para redondear el fenómeno, el equipo, sólido, convencido, contundente, parece invulnerable hasta para el azar (algo imposible de probar, claro). Como si no dejara espacio para esoterismos ni sorpresas. Entonces queda la imagen óptica que sí, efectivamente, Boca le gana a cualquiera. Pero que no cualquiera podrá ganarle. Como si, al cabo, hubiera descubierto el secreto de la imbatibilidad. Por lo menos, así se ve.Es cierto que las escenas de un partido desigual pueden confundir las perspectivas. Pero, además, están los antecedentes. Y los antecedentes dicen que ya van 32 encuentros (27 en la era Bianchi) sin derrotas. Y que salvo un período de cierta inestabilidad en el que sintió, especialmente, la ausencia del mellizo Guillermo, pudo llegar a esta nueva actualidad que lo deposita en la punta con cinco puntos de ventaja y con 16 goles a favor y uno en contra. En sólo ocho fechas.Ahora vamos al partido desigual. Racing llegó a la Bombonera con la pretensión de atacar. Y para eso el binomio Costas-Maschio decidió emplear a tres delanteros. Más Matute Morales como enganche. Pero la cuestión no es mágica. Nadie puede asegurar que la presencia de mayor número de atacantes garantiza más profundidad. Porque cuenta la actitud del equipo (elemento clave) y su capacidad para cubrir los espacios, a las espaldas de esos delanteros. Racing no pudo hacerlo. Porque no supo y porque Boca no se lo permitió. Con su decisión para anticipar, con su solidaridad y con su voluntad para presionar a tiempo, en ocho de cada diez acciones de disputa, la pelota quedaba en poder de los jugadores locales. Y esto era el comienzo. Porque después funcionaban la inteligencia de Riquelme -el gran jugador del momento- los toques ofensivos, la tesonera claridad de Cagna, y la habilidad imparable de Guillermo Barros Schelotto. Lo ideal: funcionamiento de equipo y desequilibrio de las individualidades.No estuvo Palermo y no se notó. Barihjo -con voluntad para asociarse- estampó dos goles y demostró que con fe y buena condición se puede ingresar en un equipo de fe y buena condición colectiva. Estuvo Latorre y no se notó. Porque quedó preso de aquel triste episodio de Mar del Plata. La hostilidad de la gente de Boca pareció desbordarlo. Y ése es el ejemplo testigo: Barijho define la actualidad brillante de Boca, Latorre, la incertidumbre de Racing.Primero fue Riquelme-Arruabarrena-fondo-atrás-Guillermo-roce en Zanetti-gol. Después, corner-atrás-Basualdo-centro-Barijo-pecho-volea de zurda-golazo. A los 17 ya estaban 2-0. Y la función, a toda orquesta. La calidad de Samuel, las proyecciones alternadas de Ibarra y el Vasco y el despliegue de Serna eran el respaldo. Y los otros tejían al compás de Riquelme. No había equivalencias. Racing se sostenía en las atajadas de Sessa y en los solitarios intentos del grandote Ojeda.El remate vino rápido en el complemento: Guillermo-Riquelme-cruce-Barijho-enganche ante Zanetti-derechazo cruzado-tercero. Y Guillermo-desborde-centro pasado-Cagna-frentazo-cuarto. Después Boca reguló, hizo cambios de refresco y quiso perdonarle la vida a Racing. Pero la vida de Racing, se sabe, está en peligro afuera. Y eso se nota adentro. Cruelmente.Mientras tanto, Boca camina a contramano de las reglas y del folclore futbolero: parece un equipo invencible.


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