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      Boca hizo historia y atrapó un punto de los que sirven

      Talleres fue un rival duro y por momentos lo complicó. Pero, aunque River le achicó la distancia, Boca exhibió su personalidad y saltó una valla complicada en su carrera hacia el bicampeonato.

      Redacción Clarín

      El fútbol, como juego en sí, siempre suele ofrecer un gesto de rebelión contra las estadísticas. Y es por esa razón que un equipo de menor nivel (caso Talleres) se le puede plantar y darle combate a otro que anda caminando en las alturas de su capacidad colectiva (caso Boca). Esto es histórico y es saludable que así ocurra. Porque le otorga el condimento indispensable para que la pasión permanezca indemne y la atracción se conserve pura e inalterable. Si hasta el récord que empardó este equipo de Bianchi pareció achicado en imágenes, tras el 0 a 0 final. El hincha local festejó el punto como un triunfo. Y el hincha visitante se retiró rapidito, casi confundido, entendiendo que un punto fue escasa recompensa. Una cuestión que marca la diferencia de exigencias y ambiciones.Quedó en claro, eso sí, que Boca superó un filtro riguroso en todos los aspectos. Por arriba o abajo, a lo ancho y a lo largo de la cancha. Y observado desde el ángulo total, el empate no le calzó mal al puntero. Talleres le planteó distintas variantes para complicarlo. A saber: una defensa atenta y ordenada, preocupada al milímetro por no dejar dar vuelta a Guillermo y encerrando a Palermo con Maidana y García. Los volantes se unieron a los del fondo para evitar cualquier sorpresa y prefirieron esperar y partir en busca del contraataque, como fórmula inalterable. Por eso Boca, vía Riquelme, especialmente, siempre uso más la pelota y la hizo correr de izquierda a derecha, pero le costó romper el sistema elaborado, en defensa, por Talleres.El desarrollo, además, nació ágil y terminó más o menos igual. Hasta el último segundo sobrevoló la incertidumbre por el resultado. Porque Boca asumió el rol principal, es cierto. Trató con su estilo de pelota segura y movimientos coordinados de quebrar la resistencia de Talleres. A Guillermo le fue mejor por el flanco izquierdo, cuando lo encaró a Díaz, que por el otro, donde Humoller le hizo sentir la marca sin respiros. El Mellizo desplegó, en el primer tiempo, su habilidad y fabricó maniobras punzantes. Y lo mismo Riquelme. Pero así y todo, a Palermo no le apareció ninguna ocasión neta para despedir su poderoso disparo o sacar ventaja de su capacidad para cabecear. Talleres apostó al buen manejo de Garay, en sociedad intermitente con Astudillo, de crear peligro. Y dispuso de oportunidades. Apuntamos tres: un tiro de Zelaya que desvió el chico Muñoz, un toque fuerte y alto de Astudillo (tras un mal rechazo de Bermúdez) solito ante Muñoz y otra en la que Astudillo se despegó del colombiano y en lugar de resolver con un zurdazo, metió la pelota al medio y Muñoz le ganó a Zelaya.También es verdad que Boca se arrimó con mayor continuidad a Cuenca que Talleres a Muñoz. En la fracción inicial, Riquelme (cada vez más estratega, cada vez más desequilibrante) se ganó los espacios y arrancó todas las maniobras ofensivas. Cagna lo respaldó con su despliegue (del minuto 1 al 90) y Basualdo (que conoce el oficio para recibir libre y es un colaborador en la recuperación) tropezó con la imprecisión de sus pases. Y eso le redujo importancia. Traverso, con esfuerzo, cumplió en eso de asistir a sus compañeros del medio y de atrás. Y como es clásico en el funcionamiento del puntero, Ibarra o Arruabarrena treparon alternadamente.Pero lo mejor estuvo en que a cada avance de Boca, Talleres le quiso responder sin inhibiciones. Se nota que al equipo de Gareca le falta un delantero de área, teniendo en cuenta que Zelaya va mucho a los costados, y llegaron muy pocos por el medio para hacerles pasar más sobresaltos a Bermúdez y Samuel. El mérito de Talleres fue cuidarse sin renunciar a atacar. Y eso vale. Porque Boca metió presión para apoderarse de la pelota, el toque simple y una persistencia ofensiva que pocos rivales le soportan. El 0 a 0, entonces, no descalifica. A ninguno de los dos. Boca en ningún momento olvidó sus conceptos fundamentales. El tema es que no le alcanzaron para sumar otra victoria, pero en este caso, la postura de Talleres tuvo que ver. Y eso provocó que la diferencia, notoria en la tabla, no se notara tanto.La hora del final se va acercando. Y Boca marcha. Con contundencia y lujos, a veces. O exigido al máximo, como esta vez. Pero dejando la sensación de que está donde está porque cree en lo que hace. Esa es su marca en el orillo. Aunque no cantó victoria.


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