Noticias hoy
    En vivo

      River se trajo de Rosario un triunfo para seguir arriba

      El equipo de Ramón Díaz dio vuelta el resultado (perdía 1-0), a partir del fútbol y de los goles de una dupla desequilibrante: Aimar-Saviola. River lidera la tabla del Apertura junto a San Lorenzo.

      Redacción Clarín

      Hubo dos equipos con una propuesta generosa. Dos equipos que, detrás de una victoria que podía depositarlos en la punta junto a San Lorenzo, tomaron riesgos para ir a buscarla. Dos equipos que alternaron errores con aciertos, de los individuales y de los colectivos. Entonces, volvió a tomar validez la máxima que dice que los partidos los deciden los jugadores. Para River jugaron Aimar y Saviola y para Central, no. En esas dos individualidades estuvo la clave del 2-1, de la difícil victoria que logró River en Rosario.No fue fácil para el equipo de Ramón Díaz, queda dicho. Sobre todo en el primer tramo del partido, cuando en el medio los volantes de Central monopolizaban la pelota y los de River la veían pasar. Escudero tenía evidentes problemas de perfil para moverse por izquierda; Coudet, en su debut, no podía acomodarse; y Astrada se multiplicaba en la recuperación pero no le alcanzaba el esfuerzo para cederle la pelota con claridad a los de arriba.Del lado de Central, Moreno se las arreglaba para vigilar de cerca a Aimar y para encontrar rápido a Ezequiel González, el conductor natural de los ataques. Vespa (salió lesionado a los 36) y Quiroga metían y trataban de salir rápido. No sobraba precisión, pero bastaba para que la insinuación de gol pasara más cerca del arco de Bonano que del de Buljubasich. Especialmente por el sector que controlaban Sorín y Escudero, el más débil de River.Por allí, por la derecha del ataque local, llegó el gol de Central. Vespa se mandó hasta el fondo, el centro superó la salida de Bonano y Ezquiel González entró solo por el medio para cabecear al gol.Pero River tenía la fórmula para recupe rarse. Porque a la intención de Central de salir jugando muchas veces le faltaba precisión, ya que por momentos sus hombres desperdiciaban jugadas con pelota detenida y regalaban contraataques. Y ahí estaba Saviola, atento para ganar la pelota ante cualquier descuido y salir con gambeta y velocidad hacia adelante. Y ahí estaba Aimar para asociarse e inventar la manera de arrimarse.Central mantenía el dominio de la pelota, pero ahora era River el que creaba más peligro. Dos veces quedó solo Coudet en el área. En la primera, el volante pateó alto y en la segunda lo atoró Buljubasich. Hasta que, tras una notable jugada colectiva, fue Saviola el que quedó en posición de definir. Y no perdonó. Paró la pelota de aire y sacó el derechazo cruzado para que el primer tiempo terminara 1 a 1.Cuando arrancó la segunda etapa, River se acomodó un poco mejor en la mitad de la cancha. Por lo menos en lo defensivo: los ataques de Central se desvanecían bastante lejos del área. Apenas un tiro libre de Cuberas puso algo de alarma.Para River fue fundamental que ingresara Gancedo (por Coudet) para ocupar la posición de volante por izquierda y Escudero pasara a la derecha. Con los jugadores en sus posiciones naturales, la pelota empezó a estar más repartida. Era lo que precisaba River para hacer diferencia con sus individualidades.A nadie podía extrañarle que si el empate se rompía el favorecido fuera River. Y así pasó. Gancedo le puso una pelota en profundidad a Aimar, quien entró por la derecha, la paró de pecho y definió como sabe: con clase.Central no abandonó su intención de juego asociado, pero creció en nervios y desprolijidad a medida que pasaban los minutos. Para colmo, entró Placente por Saviola y cada vez era más difícil llegar hasta Bonano. En cambio, River, de contra y con Angel más metido en el partido, amenazó una y otra vez con el tercero. Aunque todavía le tocó sufrir, al final, un remate de Pizzi que detuvo Bonano.Al ganador le quedan interrogantes. La demora -que pudo costar más cara- en recuperar presencia en el medio, la facilidad con que por ráfagas le llegaron por los costados. Pero tiene dos certezas que se llaman Aimar y Saviola, que alcanzan y sobran para compensar cualquier duda.


      Tags relacionados