River resbaló ante Colón y no pudo trepar a la punta

Se acordó tarde River. Regaló un tiempo aunque terminó atrapando un punto. Reaccionó al final, cuando casi estaba al borde del nocaut, porque se despertó Pablito Aimar y pudo transformar el 0-2 en un 2-2 con ese golazo de Astrada. Por eso puede parecer que el empate le sirve a Ramón y compañía. Pero en el Monumental quedó flotando la sensación de que River dejó dos valiosos puntos en el camino. Y para la historia, quedará que River nunca perdió de local contra Colón. Y que al equipo de Miguel Angel Russo le rompieron el arco invicto que traía desde el arranque del campeonato.El primer tiempo fue de vuelo bajo y bastante pobre. En general, River nunca le encontró la vuelta a Colón. Cuando buscó, fue mal: chocando, sin ideas, con desorden y confusión. Cuando retrocedió, volvió peor: dejando huecos muy peligrosos que los santafesinos usufructuaron de contraataque. Porque Colón, previsible, se plantó en actitud de espera. No bien refugiado contra su arco pero sí dentro de su propio campo. Poniendo una valla de contención, integrada por Toresani-Marini-Favre, delante de su línea de cuatro. Y con la precisión de Gastón Córdoba, en la posición de enganche, metiéndole pelotazos a Biaggio y Enría.A River se le complicó, además, porque la cancha no absorbió toda el agua caída por la intensa lluvia. Pero eso no puede ser tomado como excusa. Porque el déficit principal estuvo en que Aimar y Saviola nunca terminaron de encederse. Y en los dos pibitos de Ramón descansa la ilusión de todo River. No le pusieron claridad a la búsqueda y por eso a los delanteros locales se les nubló la vista cuando llegaron a los metros finales. Ya en tres cuartos, el conjunto del Pelado cayó en un embudo y se reiteró en los centros improductivos. Además, a Aimar le pegaron bastante. Y en esto, el árbitro Sergio Pezzotta fue muy permisivo con un equipo como Colón que cortó el juego sistemáticamente.Igual, el triunfo parcial fue demasiado premio para Colón. River no mereció irse al vestuario en desventaja tras el primer tiempo. Porque dentro de las pocas llegadas -tan sólo cuatro, incluido el gol-, River metió dos disparos en los palos (un tiro libre de Aimar pegó en el poste izquierdo y un remate de Saviola dio en el travesaño). Y también Claudio Marini sacó casi en la línea una entrada desordenada y poco ortodoxa del paraguayo Sarabia.En el medio, a los 24 minutos, se produjo un contraataque letal que le permitió a Colón ponerse en ventaja. Biaggio se la cedió a Enría, quien como puntero izquierdo fue cerrándose hacia el arco de Bonano. El rubio delantero lo agarró a contramano a Lombardi, de floja tarea, y definió con un derechazo bajo: 1 a 0.Cambió mucho el desarrollo del segundo tiempo. No fue bien jugado técnicamente. Pero tuvo intensidad y emoción, dos condimentos que siempre le sientan bien al espectáculo. River salió con otra actitud y se le fue encima a Colón. Contó con argumentos sólidos: las ganas de remontar el resultado y el enchufe de Aimar que se puso el equipo al hombro. Gorostidi hizo el segundo de contra, tras un centro de Enría, pero enseguida descontó Saviola de cabeza. a partir de ahí la búsqueda de River dominó la escena. Por momentos, esa búsqueda la iluminó Aimar con su talento. En otros, el local se pareció al equipo confuso y desordenado del primer tiempo. Pero en uno o en otro fue con más decisión que en el capítulo inicial. Ramón mandó a la cancha a Cardetti por Gancedo y a Ramos por Lombardi. River cambió el dibujo táctico (Sorín pasó decididamente como volante izquierdo): dejó a tres en el fondo y todos los demás fueron a buscar el empate. Que lo consiguió el Negro Astrada con un bombazo desde afuera del área. River siguió apretando hasta el final y convirtió a Leo Díaz en la figura de su equipo. Y el arquero de Colón terminó siendo la bandera de la resistencia.