Noticias hoy
    • Jueves, 28 de marzo de 2024
    En vivo

      La ciudad que creció con el siglo

      La Capital tuvo su gran crecimiento a principios del 1900, cuando los barrios nacieron gracias al tranvía. La tendencia ahora es irse hacia las afueras de la ciudad por las autopistas.

      Redacción Clarín
      19/09/1999 00:00

      Buenos Aires fue concebida con la idea de la igualdad, que se garantizó desde su diseño original por la homogeneidad de las manzanas cuadradas y las calles rectas.El siglo termina con la tendencia contraria. Gracias a los autos que viajan 4 veces más rápido que los del 1900, cada vez una mayor cantidad de porteños trabajan en la ciudad y viven en los casi 400 barrios privados y countries, dispersos sin unidad de estilo ni planificación centralizada alguna.Si hubiese que elegir un año para determinar el boom de la Capital Federal, ese año es 1904, cuando se hizo la primera publicación del plano de la ciudad con sus calles y límites tal cual hoy los conocemos, aunque entonces tenía 3.000 hectáreas pobladas de las 19.000 que ocupa.La ciudad que hoy existe se dibujó sobre potreros de la pampa con algunos caminos trazados, como la actual avenida Santa Fe, que era el camino a esa provincia. Sólo Flores y Belgrano (dos pueblos convertidos en barrios) existían fuera del centro.racias al plano se iniciaron los loteos. Miles de inmigrantes, que hasta entonces vivían hacinados en los conventillos accedieron a la tierra en cuotas, casi siempre con 10.000 ladrillos de regalo, cuenta el director del Museo de la Ciudad, José María Peña. Ese año, además, se electrificó el tranvía, vehículo de la colonización urbana accesible masivamente gracias al boleto obrero. Así nacieron los barrios.Es impresionante pensar que dos personas -Pablo Blot y Juan Buschiazo- trazaron el plano de la Capital con las calles tal cual hoy las conocemos. La idea era que no hubiera guetos, para asegurarle al inmigrante que, construyera donde construyera, igual formaría parte del futuro tejido urbano, algo que hoy comprobamos exitoso, afirma el historiador Adrián Gorelik, de la Universidad de Quilmes.En 1904 se hizo también el primer censo del siglo. Vivían en la Capital 950 mil personas, que alcanzaron los 3 millones que viven hoy en día, en 1947.Los barrios más poblados a principio de siglo eran Concepción (hoy San Telmo), Balvanera, San Cristóbal y Monserrat, con 300 habitantes por manzana. En Palermo eran 18 habitantes por manzana, mientras el promedio era de 51. París, con 340 habitantes por manzana, era la ciudad europea con más densidad de población.El arquitecto e historiador Gustavo Brandariz ilustra: La ciudad era chata, pero se construía a toda máquina. El ritmo de crecimiento de la Capital era sólo superado por el de Chicago en el mundo. El censo de 1904 le da la razón. De los 82.000 edificios, apenas 98 tenían entre 4 y 5 pisos, mientras 72.000 tenían sólo planta baja. Entre los porteños habían 9.500 albañiles contra 909 médicos y 6.054 pintores contra 396 clérigos.Buenos Aires siempre estuvo a la vanguardia, siempre fue moderna. En 1880, en los 20, en los 50, y ahora, con la tendencia hacia los suburbios, también, afirma el historiador Gorelik, autor del libro La Grilla y El Parque. Para los años 20 la ciudad nuevamente se había modernizado: la construcción de la General Paz y la 9 de Julio marcaron el reemplazo de los tranvías y caballos por el automóvil. Pedro Rosell es un poeta de 81 años que vio Buenos Aires por última vez en 1925. Desde entonces es ciego. Hoy recuerda los modelos de carrozas y la rareza que era por entonces un taxi a motor. Algunos edificios le dejaron su marca: El Palacio de las Aguas en la avenida Córdoba era imponente para la época. Y el Hospital de Clínicas era bajito y a su alrededor estaba bastante despoblado. En plaza San Martín vi por primera vez un aeroplano, evoca.Rosell recuerda la bulla de los primeros subtes, que se iniciaron de Plaza de Mayo a Caballito en 1914 y se extendieron hasta más allá de Primera Junta. Empezaban a las 5 de la mañana y terminaba a la 1 de la madrugada del día siguiente. Fue cuando Buenos Aires se pobló de edificios de rentas, aquellos de asensores Otis por los que el dueño no se responsabilizaba del uso habiendo escaleras.Durante el peronismo se promulgó la ley de propiedad horizontal y la tendencia cambió. Muchísimos porteños accedieron a su propio departamento. Pero los nuevos edificios ya nunca tendrían la misma calidad. Hechos para vender rápidamente y no para alquilar toda la vida, fueron abaratándose y reemplazaron el mármol y la piedra por materiales menos nobles, precisa el arquitecto Brandariz.Otra ley que produjo cambios en la fisonomía de la ciudad fue la que regulaba los alquileres. Muchas grandes tiendas prefirieron alquilar en lugar de comprar sus locales. Cuando los precios se liberaron definitivamente, a principios de los 80, comenzaron a naufragar: el cierre de las confiterías El Aguila (Callao y Santa Fe) y Las Violetas (Medrano y Rivadavia) son ejemplos ocurridos en distinto momento.El cambio más notable que produjo el peronismo en la ciudad fue trasladar su puerta de ingreso desde el puerto al Aeropuerto de Ezeiza, construyendo la segunda autopista y la primera vinculación urbanística de la Capital y el conurbano.Desde entonces todos los proyectos urbanos quedaron truncos y la ciudad fue superponiendo intentos vanos: el desarrollismo concluyó construcciones como el Teatro San Martín y el Mercado del Plata pero nunca implementó un plan global que, sin embargo, llegó a redactar.Durante la dictadura, el entonces intendente Osvaldo Cacciatore redirigió las trazas de las autopistas pero no concretó sus proyectos para trasladar el Zoológico y urbanizar la actual Reserva Ecológica Sur.En el regreso de la democracia siguieron por miles las excepciones al Código de Planeamiento, aparecieron los shoppings y nació Puerto Madero.Arquitectos y urbanistas coinciden en que el gran desafío para el futuro será mantener con vida los barrios, que forman el imprescindible cuerpo de la ciudad.


      Tags relacionados