Zarpó a Timor la fuerza internacional

Nueve barcos de guerra zarparon ayer del puerto australiano de Darwin hacia Timor Oriental, en una operación que inauguró el despliegue de la fuerza internacional de paz que intentará frenar la violencia que desangra a la ex colonia portuguesa.Las naves partieron en dos grupos, encabezadas por el destructor británico Glasgow, la fragata australiana Anzac y la fragata neocelandesa Te Kaha, todos armados con misiles teledirigidos. Los buques también llevan vehículos blindados. Los buques tomarán primero posición en aguas internacionales, desconociéndose aún cuándo tendrá lugar el desembarco de la fuerza multinacional en Timor, según informó la televisión australiana ABC.La fuerza incluirá un total de 8.000 hombres. Ese despliegue comenzará con el estacionamiento de una tropa inicial de 2.000 hombres bajo comando australiano.En Timor Oriental la situación ha seguido empeorando, con la aparición de los primeros muertos por hambruna en la capital, Dili. Las Naciones Unidas enviaron aviones cargados con alimentos. Pero el líder del movimiento independentista timorense, Xanana Gusmao, se lamentó en una entrevista con la BBC británica de que los primeros paquetes con víveres se hayan destruido al golpear contra el suelo.El otro desafío para los timorenses es la actividad de las milicias pro indonesias y contrarias a la independencia, que arma das con machetes y pistolas continuaron aterrorizando a la población con asaltos frecuentes registrados en Dili.El envío de la fuerza multinacional obligó a la retirada de gran número de milicianos. Pero muchos de ellos aún están actuando en Timor, dijeron funcionarios del Alto Comisionado para los Refugiados de las Naciones Unidas.Las milicias continúan circulando libremente, con machetes, pistolas de fabricación casera y en algunos casos, armas automáticas, explicó Chirstian Koch, jefe de la misión de esa dependencia de las Naciones Unidas.La misión de las tropas de la ONU no será sencilla. Líderes de las milicias dijeron que opondrán una violenta resistencia. Más de 100.000 personas se habrían inscripto ya para una guerra santa contra las tropas internacionales. Los timorenses orientales estamos sedientos de sangre de blancos, dijo Eurico Guterrez, uno de los jefes paramilitares.