Noticias hoy
    En vivo

      Un fuerte golpe de los brasileños

      Redacción Clarín

      La guerra es la continuación de la política por otros medios. Cuando el estratega militar alemán Karl von Clausewitz esbozó ese concepto -hace más de 100 años- se refería a las conquistas territoriales.Hoy continúa vigente. Pero no sólo en el campo de las balas, sino en esa tremenda abstracción para el común de los mortales que representa el terreno económico y comercial.Hoy, las guerras comerciales adquieren una dimensión gigantesca. Es la lucha por el predominio del poder y, sobre todo, de quién se queda con la renta.Para el Estado brasileño, su tamaño geográfico y su mercado virtual (cuya dimensión todavía hay que descubrir) justifican la ley del más fuerte. Para el Estado argentino, con un gobierno que acaba en apenas 36 días, el tiempo que falta para las elecciones, sólo queda salvar la retirada.Solamente así se entiende esta lucha de las últimas semanas, revestida por intereses sectoriales terrenales (zapatos, acero, papel, leche, textiles, confecciones).Como si no tuviera temor a las consecuencias, Brasil no dudó en entablar una guerra comercial con la Argentina que trasciende al gobierno de Menem. Brasil devaluó su moneda en enero de este año y, como si fuera una batalla, ganó en la competencia con los argentinos.Ante esa situación, el gobierno de Carlos Menem decidió que al perder la primera batalla, había que cercar el territorio argentino.Dicho de otro modo, armó una línea de misiles contra el Brasil: le metió protecciones, que cerraban fronteras, a los productos siderúrgicos, a los textiles, al papel, al calzado y en el futuro, a los pollos. Así de prosaica es la cuestión comercial. Sólo que envuelve cosas tan concretas como la subsistencia y el trabajo de empresas argentinas, de productores argentinos y de empleados argentinos.El viernes, una funcionaria de segunda línea, la secretaria de Comercio Exterior, Lhyta Spíndola, no dudó en amenazar y en mandar un mensaje de guerra: Vamos a retrasar la entrada de mercaderías argentinas en el Brasil, advirtió sin avergonzarse.Inmediatamente, agregó: Se trata de una represalia del Brasil contra el Gobierno argentino, que se negó durante una reunión en Buenos Aires con una misión brasileña, a suspender la resolución que prohíbe nuestras exportaciones de zapatos hacia ese mercado.En las divergencias con la Argentina, Brasil continuó con el avance de las baterías: el viernes colocó una nueva traba para el ingreso del arroz argentino. Ya afecta a más 900 toneladas de ese producto, que permanecen bloqueadas en la frontera brasileña.El gobierno de Fernando Henrique Cardoso decidió golpear fuerte sobre el gobierno en retirada de Menem. Pero su estrategia apunta a más largo plazo: condiciona al próximo gobierno argentino, que deberá negociar desde una posición si se quiere más débil, en un terreno que, tomando la enseñanzas de Clausewitz, Brasil se encargó de preparar. Es otra de las pesadas herencias para el próximo gobierno argentino.


      Tags relacionados