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      River lo liquidó en un par de minutos

      Fue en el comienzo del segundo tiempo. Saviola quebró el cero y, casi enseguida, Angel selló el resultado definitivo. River no brilló pero fue contundente. El domingo recibirá a Boca, en Núñez.

      Redacción Clarín
      11/10/1999 00:00

      Había sido un equipo atribulado River. Había generado riesgo, es cierto. Después de todo, había golpeado las puertas del gol con vehemencia más de una vez. Pero su andar no había transmitido ni firmeza atrás ni serenidad adelante. Por eso, pese a que enfrente tenía a este pálido anfitrión jujeño, no hallaba el modo de despegar. Y así fue dejando atrás todo el primer tiempo. Hasta que su fútbol -su mejor fútbol- y su contundencia aparecieron de golpe en toda su dimensión. Fue una ráfaga. Fueron dos minutos, en el inicio del complemento, en los que liquidó la cuestión. Y con eso le alcanzó, y le sobró, para despachar esta parada de visitante frente a Gimnasia de Jujuy. Y para trepar de nuevo a la punta, claro. Y para llegar bien fortalecido a la gran cita del domingo, nada menos que con Boca, y con un Boca también puntero.Si River emergió en el arranque como patrón del juego fue porque Pablo Aimar iluminó el camino. Gimnasia, este limitado Gimnasia jujeño que ya perdió ocho de los diez partidos que jugó en el Apertura, ponía empeño. Corría, ofrecía seguridad en Castellano y en Sandy, despliegue en Cartes, pero con esa pequeña porción de voluntad no le alcanzaba para equilibrar el tablero. Entonces River fue. al ir se encontró con un cruce justo de Sandy en la línea para desviar un disparo de Saviola. Al rato, el que probó fue Angel tras un pase de Aimar: Sandy también se interpuso, pero esta vez la pelota siguió su ruta hasta dar con el travesaño. River iba, pero no iba bien. Al cabo, volvió a tropezar cuando pretendió acelerar por afuera porque Escudero chocó más de lo que jugó, y Gancedo, por el otro costado, buscó siempre a una misma velocidad. No había aceleración. Lombardi y Placente no se soltaban, a pesar de que los jujeños contaban solamente con Balvorín adelante y encima cuando Saviola encontraba algún resquicio se apuraba para definir. Castellano mantenía cerrado su arco y River no le veía la cara al gol, parecía sufrir el síndrome del cero que padeció frente a Argentinos y a Vélez.Hasta que dijo basta el equipo de Ramón Díaz: Angel jugó con Aimar, Aimar con Gancedo, Gancedo con Aimar, su disparo lo tapó Castellano y la pelota le quedó picando a Saviola para que la empujara al gol. Bonano salió a escena para neutralizar un cabezazo de Juárez, sacó rápido, Aimar le bajó de cabeza la pelota a Saviola, Saviola cedió a Angel y Angel se escapó. Levantó la cabeza y guardó el 2 a 0 junto al poste izquierdo de Hernán Castellano. Una gran jugada. Todo en dos minutos para que se acabara la discusión.Enseguida Angel se perdió otro gol. Pero a esa altura, aún con casi todo el segundo tiempo por delante, el asunto estaba resuelto para River. Y así fue. Hubo cambios y más cambios. Entró Víctor Zapata para jugar los últimos quince minutos y así debutar en la Primera de River. Pero, en líneas generales, todo lo que sucedió después del 2 a 0 fue decorativo, en realidad. Es que lo esencial quedó atrapado en esa ráfaga de dos minutos.Antes y después el desarrollo fue de vuelo bajo, sin más luces que las que ponían de vez en cuando los hombres del ataque de River, liderados por el Payaso Aimar. La falta de pausa le quitó brillo al juego. Y encima el paso por la mitad de la cancha fue ensuciado por la ausencia de entregas correctas y por faltas sistemáticas, varias de las cuales el árbitro Martín dejó pasar.Eso sí, River no sufrió mayores sobresaltos. Y aunque la última línea hizo pie más que nada por la seguridad de Bonano y por la practicidad de Sarabia, volvió a transitar noventa minutos (como contra Vélez) sin sufrir goles. Gimnasia y Esgrima de Jujuy, el que había caído 8 a 0 la última vez que se enfrentaron, allá en el Monumental, no pudo impedir una nueva derrota.River, sin cautivar, embolsó los tres puntos con justicia. Y volvió al gol, volvió a ganar y volvió a ser líder. Será por eso, entre otras cosas, que volver es una forma de abrazar lo más valioso.


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