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      Saviola las mete, Bonano aguanta y River sigue arriba

      Saviola convirtió los dos goles del puntero, uno en cada tiempo. Gimnasia manejó siempre la pelota, pero careció de profundidad. Y en las veces que llegó, Bonano respondió muy bien.

      Redacción Clarín

      Si la tentación de mentir no estuviera penada por la conciencia y el rubor podría decirse, piadosamente, que River supo manejar los tiempos del partido, que golpeó en los momentos precisos, que reguló, que se afirmó en su seguridad anímica de puntero, que eligió el contraataque para abrirle los caminos a Saviola, que -más allá de algunas atajadas importantes de Bonano- no padeció peligros en su arco, y otras tantas frases modernas de la justificación. Porque, al cabo, la victoria frente a Gimnasia lo mantiene solo al tope de la tabla, y ahora son sólo cinco las fechas que restan para el final del torneo. Entonces, bien quedan los bombos y platillos. Porque si el famoso paladar negro de la platea riverplatense explotó en ovación cuando llegó el segundo tanto, nada se podría objetar... Y bla bla.Ocurre que en tiempos de vacas flacas el simple logro de un éxito alcanza para taparlo todo sin profundizar razones ni motivos. Así reza la perversa ley del utilitarismo de fin de siglo (no es propiedad exclusiva del fútbol, claro) que pretende dividir a personas y grupos entre ganadores (los buenos) y perdedores (los malos) como si se tratara de condiciones humanas y no de los avatares de circunstancias o resultados.Pero no es obligatorio someterse a esas normas autoritarias y ventajeras. Entonces se puede partir desde la sinceridad: jugó mal River. No logró tener el control de la pelota ni aun en condición de local y frente a un rival de fragilidad latente. Dio ventajas defensivas, abusó de los pelotazos frontales, no tuvo juego en el medio, sufrió por la falta a aptitud física de Aimar, y dependió del genio de Saviola para resolver dos jugadas favorables (una de ellas, dudosa) y establecer los goles de diferencia. Y el cero en que quedó el arco propio se debió a la seguridad que irradió el arquero Bonano y a la falta de precisión ofensiva de los visitantes y no a otros méritos defensivos.Había ganado Boca en Santa Fe y la obligación de la victoria permitía suponer que River saldría a apretar a su adversario de turno. Lo mismo se había pensado dos semanas antes cuando el rival fue Newells y Boca ya tenía sellado su triunfo en Rosario. Pero como aquella vez quedaron al desnudo las imposibilidades de este equipo de Ramón Díaz para armar juego, para imponer condiciones. Y, por eso, insólitamente, en el propio Monumental terminó refugiado en su campo apostando a una aparición fulminante de Saviola. Y eso, para un pretendiente principal al título de campeón, parece demasiado poco.Una entrada de Angel por la derecha (adelantó la pelota y tapó Noce) al comienzo hizo confundir las perspectivas. Porque nunca más llegó River hasta los 33. En ese tiempo la pelota fue de Gimnasia, pero los esfuerzos de Messera por conectarse con la dupla Gatti-Alonso no contaban con respaldo creativo del trío Troglio-Sava-Fabio Fernández. Sin embargo, dos veces debió jugarse Bonano para cortar remates de Messera y de Gatti. Todo lo otro se parecía a un horror futbolero. Hasta que el pase de Gancedo encendió el vértigo de Saviola, quien tras dejar en el camino a San Esteban y a Noce, cruzó el zurdazo goleador.Es cierto que Pablito Aimar no parecía físicamente entero. Pero también es verdad que la actitud de River en el complemento -apretado cerca de su área, rifando pelotazos a cualquier parte- no parecía esgrimida por un aspirante serio. A diferencia de lo que había hecho Newells, a Gimnasia le faltaba frescura en el juego. Pero los visitantes anticipaban y ganaban en todos los sectores. Sin embargo, abusaban de los pelotazos cruzados. Y cuando alguno se animaba, estaba Bonano para responder. El estupor y el peligro de empate (aunque Gimnasia no tuviera golpe de nocaut) ya había silenciado a las tribunas. Hasta que volvió a aparecer la magia de Saviola (quizás adelantado) para conectar una chilena, tras un córner de Aimar y un cabezazo de Yepes, y decretar el alivio.Acertó Saviola y ganó River. Bonano respaldó. No hay muchas más verdades que ésas para contar.


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