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      Boca gritó un triunfo y nada más

      El gol lo hizo el pibe Moreno -goleador del torneo- en la primera etapa. El equipo de Bianchi cumplió un flojo trabajo y Argentinos estuvo cerca del empate. Riquelme volvió y mostró ráfagas de su fútbol.

      Redacción Clarín

      Valen esas voces locas, repletas de fuerza y de fe. Valen esas voces nacidas en las tribunas de Boca entonando las clásicas melodías, que se hacen más bellas por la extraordinaria caja musical que desde siempre es la Bombonera. Vale la reacción pura, tranquila y fiel del hincha, obvio. Pero esta vez no hay que dejarse engañar por el impulso popular, y mucho menos por ese anuncio de vuelta olímpica coreado muy cerca del epílogo. Es que a Boca le quedó margen para el festejo sólo por lo estadístico. Por el triunfo que le sirvió para igualar el récord histórico como invicto de local -33 partidos- y para mantenerse segundo, junto a River y a un paso del líder exclusivo, San Lorenzo. Sí, en los números, todo bien. Y punto. Nada menos que eso, si la mirada parte del utilitarismo que manda en el mundo de hoy. Nada más que eso, si el análisis prioriza las virtudes y los defectos. Porque no hubo ningún argumento futbolístico para rescatar del Boca de ayer. Sí, en el juego, todo mal. Justamente saldo negativo en el rubro que marca hasta dónde se pueden proyectar las ilusiones.oca regaló una excelente oportunidad para ratificar la victoria que edificó hace una semana ante Chacarita, con cuatro goles y con solidez. Era una buena chance porque estaba enfrente Argentinos, una medida interesante a pesar de su presente oscuro. Sí, es cierto: Argentinos llegaba último, con un punto y con un 1-8 aún fresco ante Independiente. Pero no es menos real que Osvaldo Sosa es un zorro de primera para planear estrategias dignas con poco. También los antecedentes más cercanos señalaban a Argentinos como adversario complicado para Boca.Eso sí: lo más lejos que se pueda imaginar estuvo Argentinos de parecerse a Barcelona, Milan o Juventus -como había dicho Bianchi con increíble rostro serio en los días previos-, aunque tampoco los de La Paternal jugaron con nueve hombres atrás y con dos defendiendo, como había ironizado Chiche Sosa. Argentinos intentó hacer lo de siempre con los déficits habituales: toque prolijo y progreso asociado (el mejor en ese ítem fue Julio Arca, quien ya fue citado por Marcelo Bielsa para la Selección Mayor como sparring), pero con escasa profundidad ofensiva. Un ejemplo nítido: las contadas aproximaciones al arco de Córdoba fueron por la impericia del arquero en varias salidas desde el arco y por las dudas de los defensores, excepto Arruabarrena, un aliado de la regularidad.Se esperaba a un Boca dueño de la pelota, por obligación histórica, por el 4 a 1 a Chacarita y en especial por el regreso de Riquelme, quien se calzaba la 10 por primera vez en el 2000 tras la lesión en el tobillo derecho. Se aguardaba a un Boca avasallante, por lo menos en vértigo. Error. El timonel del medio hacia arriba, Riquelme (sin marca personal), hizo lo que podía hacer considerando la prolongada inactividad: tocó con exactitud y mostró pizcas de lo suyo, pero le faltó continuidad. Necesitaba el 10 estar bien rodeado. Pero en ningún momento lo estuvo. Ibarra, además de flaquear atrás, nunca se soltó como acostumbra. Los volantes jamás se le ofrecieron como alternativa de descarga. Tal vez Marchant hubiese sido una variante apropiada, pero estuvo en el banco y entró demasiado tarde. Encima Guillermo Barros Schelotto, quien aparecía como el socio más indicado para Riquelme, fue la caricatura del fastidio. Para completar, Alfredo Moreno estaba aislado.Por algo Boca saltó a la injusta victoria por una falla del árbitro Héctor Baldassi (midió con distinta vara: por fingir una falta en el área rival le sacó amarilla a Sandoval, pero no hizo lo mismo en una situación similar con el Mellizo, quien merecía la roja porque estaba amonestado) compartida con el línea Rafael DAngola. Luego del pelotazo de Bermúdez y del contraataque muy bien manejado por Guillermo, justo cuando Pereda envió el centro para el cabezazo al 1 a 0 de Moreno, había offside del único goleador del torneo. Por algo Boca, aparte del gol, sólo exigió a Sanzotti con un zurdazo de Riquelme, tras un par de amagues. Igual, las voces del goce no repararon en los detalles. Siempre valen esas voces, claro. Aunque esta vez no hay que dejarse confundir...


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