Schumacher ganó por robo en Brasil

Otra vez Schumi, otra vez Ferrari. Como en Australia, en el arranque de la temporada, los McLaren eran los grandes candidatos. Como en Australia, en el Gran Premio de Brasil el ganador fue Michael Schumacher, que con el triunfo de ayer suma 20 puntos en el campeonato y puede encarar con más tranquilidad el largo camino que él quiere que termine en el título.Todo le salió bien a Schumacher. Durante la carrera y después, cuando por un rato pareció que un problema reglamentario podía dejarlo sin lo que había ganado en la pista. En cambio, McLaren tuvo otro día negro. Mika Hakkinen, que punteaba la carrera, abandonó por un problema de presión de aceite. Y David Coulthard, que había terminado segundo, fue excluido porque los alerones delanteros de su auto estaban a 43mm del piso, una medida inferior en 2mm a la reglamentaria. Así finalmente Giancarlo Fisichella (Benetton) fue el escolta y quedó 3 Heinz-Harald Frentzen (Jordan). De cualquier manera, McLaren apeló la decisión (debe decidir el Tribunal de Apelaciones de la FIA) porque considera que el problema de los alerones se debió a los daños causados por el piso ondulado del circuito.En la Fórmula 1 actual, sólo hay dos equipos que pueden ganar carreras en condiciones normales. Son Ferrari y McLaren, la clase alta de la categoría, que tienen una diferencia abismal sobre el resto. Entonces, quién gana y quién pierde se explica por los aciertos propios y los errores del otro. De los dos hubo en el triunfo de Schumacher.Ferrari eligió para sus autos una estrategia de dos paradas, McLaren de una. Con el auto más liviano de nafta a Schumacher, quien largó 3, no le costó demasiado superar a Coulthard (en la largada) y a Hakkinen (al final de la segunda vuelta) y comenzar a escaparse. Al rato, su coequiper Rubens Barrichello también quebró al finlandés y se puso segundo (más tarde debió abandonar).Claro, cuando las Ferrari pararon a reponer combustible, Hakkinen quedó en la punta, y por algunos giros hasta estiró la diferencia con las Ferrari. Pero en la vuelta 30 el motor del McLaren no pudo seguir, y a Schumi le quedó el camino libre. Tal vez, el McLaren pagó el esfuerzo de intentar seguir el ritmo endemoniado de las Ferrari en las primeras vueltas. Después, Coulthard sólo se aproximó a Schumacher durante cuatro giros en los que el alemán levantó mucho el ritmo porque en el box pensaban que su auto podía tener una falla. Pero todo estaba bien.En realidad, lo que más preocupación les causó a Schumi y Ferrari pasó dos horas después de la carrera, cuando la oficina de prensa de la FIA, que fiscaliza a la Fórmula 1, anunció en tono de alarma roja que cinco de los seis primeros autos (Fisichella no estaba en la lista negra) habían sido cuestionados durante la revisión técnica. Esa era toda la información oficial, y las versiones decían que el problema es que todos tienen los chasis más bajos que lo reglamentariamente permitido. Al final, se informó que sólo el auto de Coulthard había sido excluido. Lo que no quedó claro es por qué primero se habló de 5 autos observados. Una desprolijidad que sin duda despertará polémica, y que vuelve a poner en duda la seriedad de los controles reglamentarios en la Fórmula 1.Las idas y vueltas no ensombrecen, está claro, lo hecho por Schumacher en la pista, ni le quitan la satisfacción dehaber ganado una carrera que definió como entretenida, sobre todo porque superó en pista a Hakkinen: Es raro que eso pase entre líderes, por eso lo disfruté. Tampoco le podrán robar nunca al alemán, fanático del fútbol, el gusto de haber recibido su trofeo de la carrera de manos del mismísmo rey Pelé.Detrás, en la clase media de la categoría, lo importante es sumar puntos, por lo que Benetton (Fisichella), Jordan (Frentzen y Trulli) y Williams (Ralf Schumacher y Button), se llevaron lo que buscaban.