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      Boca demolió al América y se puso a tiro de la final

      Los goles de Boca los marcaron Barijho, en dos oportunidades, Arruabarrena y Marchant. Andrés Silva convirtió para el América. Palermo entró en el segundo tiempo y le anularon un gol

      Redacción Clarín
      01/06/2000 00:00

      A Boca no lo afecta nada: ni el doloroso recuerdo de las bombas del último sábado, ni saberse ayer en una ciudad enrarecida por la marcha de protesta contra el FMI. Boca se toma en serio eso de querer pisar fuerte en América. Y entonces se apura y da los pasos rápido. Anoche pisó a América, al América de México. Los primeros 25 minutos de Boca quizá vayan a parar al cofre de los recuerdos imborrables. El equipo de Bianchi fue un festival, una gran comparsa que enloqueció de alegría a sus miles de hinchas y amargó hasta el colmo a los sorprendidos mexicanos.

      Riquelme, como siempre, o tal vez como nunca, revoleaba exquisito la batuta. Marchant, por derecha, confirmaba la grata sorpresa que es. Ibarra y Arruabarrena parecían jets en cada proyección ante marcadores que los corrían en sulkys. Y arriba, Delgado y Barijho jugaban a las escondidas con los endebles defensores mexicanos. Entonces, enseguida llegó la hora de marcar claramente la diferencia.

      Hubo dos approach de aperitivo. Primero se lo perdió Delgado después que Gustavo le bajó la pelota de cabeza. Luego el arquero Martínez tapó la corrida de Barijho. Y a partir de los diez minutos empezaron a ejecutarse los mejores compases. Un gol tras otro, uno más bonito que el otro. El primero: pared Barijho-Arruabarrena. (¡Quién lo hubiera dicho...!) dentro del área. El Chipi la aguantó y la devolvió de taco. El Vasco la paró con el taco zurdo y definió con un derechazo bajo contra el palo. El segundo: Delgado dejó parado a su marcador por enésima vez y mandó el centro. Barijho empujó la pelota con el brazo y la metió adentro. El tercero: Marchant recibió de Delgado y metió la quinta velocidad. Dejó atrás a Silva, eludió a Martínez y definió casi sin ángulo. Y casi mete el cuarto en ese rato de lujos y moños, de presión y demolición. Pero Gustavo dejó en el piso al arquero mexicano y la tiró por arriba del arco.

      Los mexicanos —increíblemente— salieron con cinco atrás. ¡Y no les alcanzó...! Porque no pudieron tapar nada; hicieron agua por todos lados; mostraron dudas en cantidades astronómicas. Todo aquel que estuviera vestido de azul y amarillo encaraba y pasaba como si nada. América extrañó demasiado a Cuauhtémoc Blanco, quien quedó al margen a último momento porque no se recuperó de un golpe en la rodilla izquierda y ni siquiera estuvo sentado en el banco. Entonces, el chileno Fabián Estay fue el único que intentó hacer algo con su gambeta indescifrable. Que no tuvo compañía en el solitario José Luis Calderón, asifixiado entre Bermúdez y Samuel. Y que se las ingenió, sobre el final del primer tiempo, para elaborar la única jugada de riesgo del América, pero después de varios amagues una gran jugada individual, Samuel alcanzó a tocarla con la punta del pie al córner.

      Como era de esperar, en el segundo tiempo Boca reguló el ritmo. Es que tanta superioridad y demostración de fútbol en los primeros 25 minutos del partido, fueron suficientes para acabar con la mínima resistencia de un equipo llamativamente torpe, pobre, sin ideas. Y anímicamente destrozado al punto de que Córdoba pasó frío de tanta inactividad en su territorio durante largos momentos. Un terrible error de Marco Antonio Sánchez permitió la gran definición de Barijho, en su mejor noche desde que está en Boca. Lo suyo fue de tal calidad que mereció subirse al escalón más alto de las producciones de Boca.

      Pero Barijho se fue reemplazado por Palermo —al que le falta encontrar distancias—, Riquelme ya no fue el mismo y se tomó un largo respiro, Ibarra y Arruabarrena no subieron como antes, y casi todo Boca hizo cálculos, se dijo que estaba bien, demasiada bien la diferencia, y entonces dejó pasar el tiempo. El que seguía construyendo futuro era Marchant, a quien la gente intentaba encontrarle rima a su apellido para la ovación. Y el pibe casi marca el el quinto —y el segundo personal— pero su remate se metía cuando puso el pie Palermo para asegurarlo, pero Palermo estaba en offside.

      Al final, descontó América por un resbalón de Córdoba. Pero como dijo Bianchi después, la diferencia para la revancha "es interesante". A Boca le bastó para estar ahí de la final, con 25 minutos maravillosos.


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