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      Hakkinen volvió a lo campeón en Austria

      Michael Schumacher abandonó en la primera curva por un toque múltiple. Coulthard terminó segundo, detrás de su compañero, y se acercó al alemán de Ferrari en el campeonato.

      Redacción Clarín

      El suspenso, imprescindible en cualquier carrera, duró lo que el pelotón tardó en llegar a la primera curva. Un choque múltiple que mil repeticiones en cámara lenta no pudieron desentrañar terminó con las aspiraciones del alemán Michael Schumacher y retrasó al resto, mientras los McLaren de Mika Hakkinen y David Coulthard se alejaban irremediablemente. Los 68 minutos restantes fueron un paseo de los dos autos plateados, que pusieron el campeonato de Fórmula 1, paradójicamente, al rojo vivo a siete fechas del final.

      Para Gastón Mazzacane, la carrera fue tan complicada como para casi todos sus colegas: el argentino tuvo problemas con los frenos, con el agarre, con su equipo —que insólitamente colocó al revés sus gomas traseras— y con el reglamento, con lo que su duodécimo puesto —el peor de los que llegaron— es bastante.

      Lo que no consiguieron Ferrari ni las restantes nueve escuderías lo logró al final del día un actor insólito: los delegados técnicos de la FIA informaron cuatro horas después de la carrera que todos los controles efectuados habían dado resultado negativo, pero que se había perdido la llave que destraba el mecanismo electrónico del auto de Hakkinen y que la evaluación no había podido ser realizada. La caja negra fue llevada a Londres y sólo en los próximos días se conocerán sus resultados.

      Es posible que todo sea una ocurrente maniobra de la FIA para ponerle algo de pimienta a un fin de semana monótono y de desenlace anunciado. Nadie podía imaginar que en una curva se irían al diablo los sueños de Schumi, Trulli y Fisichella, es cierto. Pero el andar de los McLaren desde los ensayos del viernes hasta la primera curva no hacían sino presagiar un cómodo triunfo de los de Ron Dennis.

      Que haya ganado Hakkinen y no Coulthard no obedece a la casualidad. El finlandés se tomó un respiro en los últimos meses, lo que permitió que su compañero de equipo, inferior a él en capacidad conductiva, tomara la posta y convirtiera a la escudería anglo-alemana en amenaza cierta para las hasta entonces imbatibles Ferrari. Recuperado gracias a las vacaciones que le concedió su jefe, Mika volvió a ser el hombre sonriente y afable de los buenos tiempos. Lo ratificó en la pista.

      "Fui a fondo, pero vi que Mika se alejaba y por eso no forcé las cosas", explicó Coulthard. Con su compañero adelante y sin rivales a la vista, el escocés también se fue acomodando a esa realidad, condujo sin fisuras y pasó un domingo tranquilo.

      Los inconvenientes estaban reservados para quienes venían detrás. Schumacher sufrió en carne propia lo que le enrostraron en la semana: la vehemencia de algún colega lo dejó sin nada. Y Barrichello, que debiera cobrar doble, consiguió dominar un auto sin agarre. "Considerando tantos problemas, no está mal sumar cuatro puntos", graficó Rubinho, otro de los que cargó las pilas en los últimos días.

      ¿Emociones? Pocas. Apenas el absurdo choque entre los Prost de Alesi y Heidfeld (había que ver la cara de frustración del ex campeón del mundo en los boxes). La pelea por el cuarto puesto entre Villeneuve, Button y Salo. Y el adiós del español De la Rosa, al que la caja de cambios le dijo basta cuando venía tercero en una actuación para la historia.

      Los 4 segundos que separaron de entrada a Hakkinen de Coulthard fueron 15 y finalmente 12. Los 17 de diferencia entre Coulthard y Barrichello fueron sucesivamente 32, 23 y 18. Nada especialmente atractivo. Pero los 12 puntos que Schumacher le llevaba a Coulthard en el campeonato se redujeron a la mitad (56 a 50), mientras Hakkinen trepó a 48 y Barrichello quedó lejos con 36.

      Las dos imágenes con las que se cerró el fin de semana en Austria evitan mil palabras. La primera: Schumacher abandonando el circuito con un bolsito en cada mano mientras la carrera cumple su vuelta 60. La segunda: Hakkinen besando en el box de McLaren a su esposa Erja, que espera un hijo para noviembre. "Estoy extremadamente feliz", dijo. ¿Puede haber alguien más feliz que un futuro padre?


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