Schumacher volvió con toda su calidad

Michael Schumacher no desaprovechó la oportunidad. Sabía que no podía fallar en su objetivo de victoria en el Gran Premio de Italia y no falló. Y esta vez no hubo toques en la largada, ni despiste, ni ningún ataque por sorpresa de sus rivales. Esta vez para el delirio de los 110.000 tifosi, nadie, ni nada detuvo la sólida marcha de la Ferrari rumbo a esa victoria que era casi una obligación para que el alemán pudiera mantener sólidamente sus chances de darle a Ferrari un título de pilotos después de 21 años y sumar el tercero de su cosecha personal.

Por todo esto fue entendible la emoción que dominó a Schumacher apenas bajado de la Ferrari. Su abrazo con todos los integrantes del equipo en el parque cerrado. Su beso a la Ferrari. Sus lágrimas en la conferencia de prensa, donde casi no pudo pronunciar palabra. "Estoy feliz, pero exhausto...", alcanzó a decir. No podía ser de otra manera para quien con este triunfo en la 14 fecha del Mundial pudo descargar todas las tensiones vividas.

Nadie pudo con Schumi en Monza. Su Ferrari sólo dejó la punta en manos de Hakkinen al momento de realizar en la vuelta 39 su única detención en boxes pa ra cargar combustible y cambiar neumáticos. Tardó en recuperarla los cuatro giros más que demoró el finlandés en cumplir idéntica tarea. Tal vez, para algunos, quedó la duda de lo que hubiera pasado de no haber tenido la carrera un comienzo neutralizado con esos diez giros en los que mandó el auto de seguridad a consecuencia del espectacular accidente que involucró cinco autos y provocó la muerte de un auxiliar. Un comienzo que, tras su buena largada, donde superó sin problemas la temida primera chicana, lo mostró a Schumi decididamente al frente hasta la prematura entrada del auto de seguridad.

Sin embargo, apenas reanudada a pura velocidad la carrera, Schumacher dejó en claro que esta vez sería difícil vencerlo. Así poco a poco fue marcando ventajas sobre Hakkinen y esto sumado a la eficiencia y rapidez de su equipo en la detención en boxes y la precisión para superar a los rezagados redondearon el triunfo esperado. Un triunfo que no peligró en ningún momento y que cerró los casi tres meses que desde el 18 de junio habían transcurrido desde su último éxito en Canadá.

"Este resultado es un gran paso adelante en el camino al título", dijo Schumi valorizando esta victoria que le permitió reducir a solo dos puntos la ventaja que lo separa del líder Mika Hakkinen. También el finlandés le dio su valor al segundo puesto logrado porque, como destacó, "no es lo mejor pero por lo menos me permite seguir adelante en el campeonato", aunque reconoció que "Schumacher mereció ganar porque su auto era hoy el más veloz y él hizo un gran trabajo".

La presencia de su hermano Ralf como tercer integrante del podio sumó un nuevo motivo de alegría para Michael Schumacher. En consistente tarea, el piloto de Williams prevaleció sobre el relevante Jos Verstappen, quien con su veloz Arrows (con 357 km/h fue el más rápido en velocidad final) estuvo durante buena parte de la carrera prendido en la lucha por el tercer puesto. También se hizo notar más de lo habitual Ricardo Zonta. Luego del prematuro abandono de su coequipier Villeneuve, el brasileño asumió el protagonismo que para esta carrera insinuó el equipo BAR. Llegó a estar tercero, pero su táctica de dos paradas lo relegó finalmente al sexto puesto. Igual sirvió para que Zonta le diera a Honda, motorista de BAR, su particular regalo en el Gran Premio número 200 de la marca japonesa.