Schumi les dio otra lección en Indianápolis

El mítico circuito de Indianápolis se vistió ayer de rojo con un espectacular uno-dos de Ferrari que le permitió al alemán Michael Schumacher recuperar el liderazgo de la Fórmula 1 a dos fechas del final. Schumi le sacó 8 puntos de ventaja al finlandés Mika Hakkinen (McLaren), quien abandonó por rotura de motor, mientras que Rubens Barrichello terminó 2°, para delirio de los 200.000 espectadores que colmaron las tribunas.

Schumi hizo todo aquello de que son capaces sólo los grandes pilotos: se apoderó de la punta con una maniobra arriesgadísima, la mantuvo con una estrategia perfecta que demoró lo más posible el cambio de neumáticos de lluvia con los que había arrancado y llevó a su Ferrari con maestría a la victoria, sobreponiéndose incluso a un trompo que sufrió a cuatro vueltas del final.

Su victoria, la número 42 que obtiene en la F 1, le permitió inclusive superar al propio Ayrton Senna y convertirse en el segundo piloto con más victorias, sólo superado ahora por el francés Alain Prost.

En la largada, David Coulthard se movió anticipadamente, pero antes de ser castigado con una penalización de 10 segundos trató por todos los medios de obstaculizar a Schumacher, para favorecer así el avance de su compañero Mika Hakkinen, ubicado 3°. En la sexta vuelta, cuando Hakkinen se había vuelto amenazador, Schumacher se apoderó de la punta con un sobrepaso a Coulthard que puso de pie a la multitud, ya que fue efectuado por la cuerda externa (algo inusual), con un alto margen de riego, al final de la recta principal.

A partir de allí, la mayoría de los pilotos empezó a cambiar sus neumáticos (habían largado con gomas de lluvia). Pero Schumi retardó lo más posible su entrada a boxes, en una movida estratégica que se revelaría decisiva, ya que siguió acumulando una ventaja que sus oponentes, con las gomas slicks, no alcanzaban a reducir.

Schumacher acusó a Coulthard de haberlo obstaculizado durante aquellas primeras vueltas, lo mismo que hizo Hakkinen con el argentino Gastón Mazzacane (Minardi), quien vivió sus tres vueltas de gloria desde que este año ingresó a la F 1, pues el masivo y rápido ingreso a boxes lo dejó brevemente en un inesperado tercer lugar, que defendió de los ataques del campeón mundial, que estaba cuarto.

Con sus gomas lisas Hakkinen empezó a acercarse a Schumacher hasta situarse a 7 segundos, pero requirió a su McLaren un esfuerzo decisivo, que se tradujo en la vuelta 25 en la rotura del motor.

A partir de ese momento, la carrera de Schumacher se transformó en una cabalgata triunfal, ya que quienes se ubicaron a sus espaldas (primero su hermano Ralf, después Heinz-Harald Frentzen y finalmente Barrichello) no lograban acercarse a menos de 40 segundos del alemán.

Su único error fue cuando perdió concentración y la rueda delantera izquierda de su Ferrari mordió el pasto, entrando en trompo a cinco giros del final, un susto rápidamente resuelto, pues Schumi volvió a la pista sin problemas, conservando su ventaja hasta la bandera a cuadros.

La carrera de Barrichello estuvo condicionada por el error cometido al cambiar las gomas de lluvia con demasiada anticipación, lo que lo hizo retroceder hasta la novena posición, pero el piloto brasileño fue remontando posiciones y supo aprovechar los problemas de sus rivales directos, sobre todo de Frentzen.

Fue el doblete número 49 de la Ferrari en la F 1, que adquiere mayor relevancia no sólo porque devuelve a Schumacher el liderazgo del campeonato mundial (faltan dos carreras), sino porque fue obtenidO en la catedral del automovilismo.