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      Boca marcó la diferencia con una ráfaga inicial

      Con esta victoria, Boca quedó solo en la punta y lo obliga a River a vencer a Chacarita. Los goles los anotaron Delgado, Serna y Palermo, para el ganador, y Klimowicz y Capria, para Lanús.

      Redacción Clarín

      Paso firme, intachable en el terreno inmodificable de los números: nueve fechas, siete triunfos, condición de invicto y de líder. Paso variable, discontinuo, sin brillo, en el juego. Apenas aquel comienzo aplastante puso en evidencia las diferencias de potenciales individuales entre el Boca líder y este Lanús con entrenador en dificultades y 6 derrotas en 9 partidos. Fue 3 a 2 sin encantar ni seducir. Pero a Boca le sirvió para trasladarle la presión a River, el rival en la lucha por el Apertura. Justo ahora que el superclásico espera en el horizonte inmediato, en la 10 fecha.

      Curiosidad o peso psicológico, lo mejor de Boca comenzó a deshacerse con la llegada de Diego (Maradona, claro) a la Bombonera. Hasta el minuto 15, cuando el Diez ingresó a su palco, Boca había entregado lucidez y certezas: dejó la sensación de equipo convencido, dueño de la chapa de candidato; "acá está el puntero, poderoso y ambicioso", parecía ser el mensaje del conjunto de Carlos Bianchi. En ese lapso inicial, construyó una ventaja en el juego y en el resultado. Al margen de ese susto inicial provocado por un taco perfecto de Klimowicz para Ariel López, quien no pudo ante la seguridad de Oscar Córdoba, Boca hizo dos goles y sacó de la escena a Lanús. Primero con un golpe: a los 4, en su primer arribo nítido, se puso uno a cero con un derechazo cruzado de Marcelo Delgado. A esa altura, Serna era el patrón del mediocampo, Delgado confundía las voluntades defensivas ajenas con su movilidad. Un rato después se lo perdió Battaglia. Pero el dominio de Boca volvió a tener su correlato en otro gol: a los 13, un derechazo de volea desde 25 metros de Serna. Dos a cero.

      Lo de Lanús, en ese momento de la noche, se parecía a la imagen de un equipo sin rumbo, con destino aparente de fracaso. Ni siquiera la "osadía" del técnico Miguel Russo —incluyó, en días de crisis y dudas sobre su futuro, al delantero Ariel López en vez de al volante Claudio Sarría— surgía como un motivo para elogiar. Porque el equipo no encontraba la pelota, no la manejaba. Para colmo, la defensa no brindaba garantías ni sensación de seguridad. Todo muy difícil para este Lanús, que además tuvo que luchar contra la variable histórica: sólo ganó tres veces en la Bombonera durante el profesionalismo.

      Pero lo de Boca se fue desvaneciendo al ritmo de las intermitencias en los rendimientos individuales: discontinuo lo de Riquelme, Ibarra y Battaglia no encontraban su lugar, Burdisso y Matellán planteaban incógnitas, Gustavo Barros Schelotto se mostraba impreciso. Lanús, ya desinhibido y sin otro camino por recorrer que el de buscar, emparejó el desarrollo. Capria retrocedió unos metros y tuvo más contacto con la pelota, los volantes ya no aparecían tan atados, Klimowicz seguía inquietando por presencia física. Sin mucho más, disimuló lo indisimulable: la diferencias de jerarquías. Y se acercó a la posibilidad de un resultado feliz cuando Klimowicz, de cabeza tras un tiro libre de Capria, puso a Boca a sólo un gol.

      Ya en el segundo tiempo no se modificaron las características del desarrollo. Boca siguió sin encontrar las virtudes del comienzo; Lanús empujaba impulsado más por la voluntad que por el juego prolijo. Así, dentro de un partido repleto de imprecisiones, Lanús coquetó con el empate. A los 16, luego de un cabezazo de Ariel López, Córdoba realizó la mejor atajada de la noche. En esa misma jugada el árbitro no cobró un penal de Burdisso a Klimowicz. Un puñado de minutos después y sin acumular méritos para conseguirlo, Boca se puso 3-1 con un cabezazo de Palermo. Parecía el pasaporte a la tranquilidad. Pero había más...

      Más de desconcierto, de desprolijidad. Y de suspenso. El derechazo de Capria que se convirtió en el nuevo descuento de Lanús y en un signo de interrogación para el triunfo de Boca. El mismo signo que estuvo vinculado con su juego y que plantea incógnitas. Las respuestas debe darlas Boca.


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