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      Aplicar la pena de muerte no garantiza menos homicidios

      En los 12 estados donde no existe la pena de muerte hay menor o igual cantidad de homicidios que en aquellos que la aplican Y diez de ellos tienen tasas de criminalidad más bajas que el promedio nacional

      Redacción Clarín
      30/09/2000 00:00

      Los doce estados norteamericanos que no aplican la pena de muerte tienen igual o menor cantidad de homicidios que los estados donde sí se la utiliza, según estadísticas gubernamentales. Esto indica que la amenaza de ser condenado a muerte no disuade a los delincuentes.

      De hecho, según un relevamiento hecho por The New York Times, diez de los doce estados en los que no se aplica la pena capital tienen tasas de homicidio más bajas que el promedio nacional. Y por otro lado, la mitad de los estados en los que la pena de muerte sí está en vigencia tiene un índice de homicidios por encima del promedio nacional.

      Esto surge de un análisis estado por estado, del que resulta que en los últimos veinte años el índice de homicidios en los estados con pena de muerte fue de entre un 48% y un 101% más alto que el de los estados que no aplican esa pena.

      El estudio también indica que en los Estados Unidos la tasa de homicidio aumenta y disminuye según patrones simétricos en los estados que tienen pena de muerte y en los que no la tienen. Muchos especialistas entienden que esto es así porque la amenaza de la pena capital no suele tener un efecto disuasivo en los criminales.

      "Las cifras hacen que resulte difícil pensar que haya algún tipo de efecto disuasivo", señala Steven Messner, criminólogo de la Universidad de Nueva York. "Sean cuales fueren los factores que influyen en el índice de homicidios, no parecen tener relación con la ausencia o la presencia de la pena capital en un estado", agregó.

      Ese es uno de los argumentos que se suelen esgrimir con mayor frecuencia en los estados donde no se aplica la pena de muerte. Quienes se oponen a la pena capital agregan, además, que las ejecuciones resultan demasiado caras y que la condena a reclusión perpetua sin posibilidad de libertad condicional es una forma de castigo mucho más eficaz.

      "Creo que Michigan tomó una decisión muy sensata hace 150 años, cuando abolió la pena de muerte", declara John Engler, el gobernador republicano de ese estado. Y afirma que no va a cambiar de opinión por el hecho de que las encuestas indiquen que el 60% de los habitantes de Michigan quieren la pena de muerte. "Al ciento por ciento también le gustaría no pagar impuestos y no por eso vamos a dejar de cobrarlos", explica Engler.

      Además de Michigan y sus vecinos del Medio Oeste —Iowa, Minnesota, Dakota del Norte y Wisconsin—, los estados en los que no hay pena capital son Alaska, Hawaii, West Virginia, Rhode Island, Vermont, Maine y Massachusetts.

      En Honolulu, el fiscal Peter Carlisle declara: "Nosotros no tenemos pena capital y tenemos uno de los índices de homicidio más bajos del país". Las estadísticas del FBI para 1998 (el último año del que se disponen datos) indicaban que el índice de homicidios en Hawaii era el quinto más bajo del país.

      Otro ejemplo es que la tasa de homicidios de Dakota del Norte, donde no hay pena de muerte, es inferior a la de Dakota del Sur, donde sí la hay, según las estadísticas del FBI del año 1998. Massachusetts, que abolió la pena capital en 1984, tiene un índice de asesinatos menor que Connecticut, donde actualmente hay seis condenados a muerte.

      La tasa de homicidios de West Virginia es un 30% más baja que la de Virginia, que no sólo aplica la pena de muerte sino que además tiene uno de los índices de ejecuciones más altos del país.

      Es que hay otros factores que inciden en la tasa de homicidios. Entre ellos, el desempleo y razones demográficas, así como también la cantidad de dinero que se destina a fuerzas policiales, fiscales y cárceles.

      En Milwaukee, el fiscal de distrito de los últimos 32 años, Michael McCann, agrega otro argumento contrario a la pena de muerte: que la pena capital se aplica de manera injusta a las minorías. "Es muy raro —o imposible— que se ejecute a un hombre blanco rico", dice McCann.

      "Quienes hace mucho que trabajan en la Justicia y tienen en cuenta una serie de estudios y su larga experiencia personal, saben que la Justicia penal es mucho más dura con los negros, sobre todo en los casos de pena capital", escribió McCann en su libro Contra la pena de muerte.

      Del otro lado, los fiscales y funcionarios de los estados en los que se aplica la pena de muerte —que son la mayoría de los Estados Unidos— admiten que es probable que no tenga un carácter disuasivo, pero sostienen que hay poderosas razones para las ejecuciones: la rehabilitación es ineficaz, dicen, y la pena capital suele ser el único castigo a medida de la cometida.

      Traducción: Cecilia Beltramo


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