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    • Jueves, 28 de marzo de 2024
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      Italia frenó la ilusión argentina del bronce

      El seleccionado no pudo con Italia por el bronce. Cayó en tres sets pero el cuarto puesto lo puso delante de grandes potencias en Sydney y tuvo una actuación de alto nivel.

      Redacción Clarín
      01/10/2000 00:00

      No hubo lugar para una hazaña más. El equipo que rompió la lógica y se transformó en la sorpresa del voley mundial, esta vez no pudo vulnerar los pronósticos y la medalla de bronce quedó en manos de Italia. Que la ganó con justicia, con su enorme caudal de juego y con la sensación de que en el partido de anoche descargó toda su bronca por no poder pelear el oro, al cual era máximo candidato. El resultado fue 3-0 con parciales de 25-16, 25-15 y 25-18 y para Argentina quedó la satisfacción de un diploma olímpico y el orgullo de un cuarto puesto.

      Italia comenzó a marcar las diferencias desde el inicio. Y los dos primeros sets mostraron escenas muy similares. Con una amplia ventaja en el inicio para los campeones mundiales y definiendo los parciales en la primera mitad de cada set. A Argentina le costó meterse en el clima del partido y sintió el rigor del ataque rival.

      Con varios errores no forzados y una floja recepción, Argentina no ofreció mayores dificultades. El bloqueo italiano se hizo cada vez más fuerte y se transformó en una de las armas claves del triunfo. Los cambios de nombres (ingresaron sucesivamente Pereira, Lares y Porello) no variaron el desempeño del equipo argentino. El ataque de Sartoretti, Papi y los primeros tiempos de Gravina fueron suficientes para marcar las diferencias, al tiempo que Argentina cumplía una labor que estuvo lejana a los dos partidos precedentes frente a Brasil y Rusia. Sólo algunas apariciones de Maly y Milinkovic, pero lejos de su nivel.

      Se ensayó una reacción en el tercero pero no alcanzó. Italia jugó a lo Italia. Es decir, inspirado en ataque, concentrado en defensa y con un saque demoledor. Así armó un triunfo inobjetable.

      Para Argentina queda la satisfacción de un torneo inolvidable. Donde el equipo llegó mucho más lejos de lo que cualquier optimista se atrevía a pronosticar. Y en distintos pasajes de los juegos mostró un rendimiento acorde al máximo nivel mundial.

      El final sirve como síntesis. Con algunas de las Leonas (subcampeonas en hockey) alentando en la derrota. Con las lágrimas de algunos por la posibilidad de esa medalla que se escapó. Y con Hugo Conte, símbolo indiscutido del voley argentino, abrazando a cada uno de sus compañeros. Un abrazo fuerte, bien fuerte. Y seguramente, acompañado con una frase: Gracias por estos Juegos. La misma que le dirían miles de argentinos.


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