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      Schumi, el rey de la fiesta roja de Ferrari

      Venció por menos de un segundo a Coulthard, mientras Barrichello terminó tercero en la última carrera del Mundial 2000. Hakkinen debió penalizar por adelantarse en la largada y fue cuarto.

      Redacción Clarín
      23/10/2000 00:00

      Michael Schumacher y Ferrari tuvieron ayer un final de temporada estupendo, que nunca hubieran imaginado, con una victoria en el Gran Premio de Malasia, en el circuito de Sepang, última carrera del campeonato Mundial de Fórmula 1.

      Al imponerse por menos de un segundo de diferencia al británico David Coulthard (McLaren-Mercedes), el piloto alemán no solamente igualó el récord de cantidad de victorias en una temporada, nueve, del inglés Nigel Mansell (1992), si- no que ofreció un nuevo título de constructores a Ferrari, el décimo, para coronar un año 2000 teñido de rojo.

      Tras la bandera a cuadros, todos los miembros de la Scuderia —Jean Todt, Corinna Schumacher y los pilotos incluidos— se colocaron las pelucas rojas que habían llevado para celebrar el triunfo de Michael Schumacher y del equipo italiano.

      En el podio, al igual que en la posterior conferencia de prensa, el alemán y su compañero de escudería, el brasileño Rubens Barrichello, tercero en Malasia, lucieron esas coloridas cabelleras, al igual que para la foto de grupo, dos horas más tarde, frente al box de Ferrari.

      El campeón mundial había adelantado a su llegada a Malasia que haría todo lo posible para terminar con una victoria. Dos semanas después de su anticipada consagración como campeón del mundo, en Japón, el objetivo de Schumi habría resultado al menos más difícil de alcanzar si Mika Hakkinen no hubiera cometido un pequeño error. Al anticiparse ligeramente en la partida, para luego detenerse y esperar que las luces rojas se apagaran para volver a salir, Hakkinen se condenó a sufrir una sanción de diez segundos.

      En realidad fueron casi 38 segundos los que perdió el finlandés en su detención en la quinta vuelta, al partir en última posición luego de que las dos primeras vueltas fueron neutralizadas por el auto de seguridad a raíz del choque que dejó fuera de carrera a Diniz, Heidfeld y De la Rosa.

      Al adoptar una estrategia de una sola parada, contra dos de sus rivales, el piloto de McLaren-Mercedes podría haberse impuesto fácilmente, de no haber sido por ese error en la partida. Con Hakkinen fuera de la lucha por el primer lugar, la tarea de Schumacher se simplificó considerablemente. Aunque hizo falta nuevamente toda la maestría de los estrategas de Ferrari, y la celeridad de los mecánicos, para permitir al alemán salir justo por delante de Coulthard luego del segundo reabastecimiento (vuelta 39). La diferencia era mínima, pero suficiente, cuando se trata de Michael Schumacher, para cruzar la línea delante del escocés.

      Más atrás, la lucha también fue intensa entre Alexander Wurz y Jacques Villeneu ve. Ambos se disputaron largamente el cuarto lugar, con la idea de obtener el cuarto puesto en el campeonato de constructores. El austríaco quedó relegado al séptimo lugar, pero el canadiense fracasó en su intento de poner a BAR por delante de Benetton. Villeneuve fue víctima del regreso de Hakkinen al cuarto lugar, detrás de Barrichello.

      Una decepción como la de Johnny Herbert, quien, en su última carrera en F 1, fue víctima de un espectacular accidente a siete vueltas del final a causa de una rueda trasera mal ajustada. Por suerte fue sin consecuencias.

      En esta última cita, en las filas de los rojos llegó el momento de la fiesta. "Habrá que esperar a que todo el material esté guardado, porque la partida será inmediata. Pero esta misma noche tendremos una gran fiesta", advirtió Schumi.


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