A Boca, el coraje no le alcanzó para seguir en carrera

Quedó claro. Por actitud y por juego, Boca no pareció un equipo inundado de suplentes y demostró que quiso seguir camino en la Mercosur. Buscó hasta el último instante llegar al menos a la instancia de los penales. Y aunque al final tuvo que decirle chau a uno de sus tres objetivos, el tercero en el orden de prioridades, lo hizo con dignidad. En el segundo tiempo tuvo el partido enfocado en el arco de Mineiro y no quedaron dudas de que no sólo no mereció empatar este partido, sino que incluso estuvo más de un gol por encima de su rival.

El primer tiempo fue abierto, rápido, entretenido, agradable. Más allá de los errores defensivos (más del Mineiro que de Boca) y de los huecos que dejaron ambos equipos, hubo algo bastante definido para marcar el rumbo: el tránsito veloz en el medio fue el motor del buen trato de pelota y de un montón de situaciones de riesgo. Boca, empujado por su necesidad, atacó. Y fue mucho más que los brasileños. Por la noche bien inspirada de Antonio Barijho, figura y autor de los dos goles. Con el acompañamiento de Pandolfi, quien arrancó bien y después desapareció. O del mellizo Guillermo, más gravitante cuando se recostó por la izquierda que por la derecha.

En la primera llegada, Pandolfi eludió a Diego Capria y le puso la pelota en la cabeza a Barijho para que concretara el 1-0. El ex delantero de Huracán llegó solito, sin que Ronildo alcanzara a cerrar. A partir de ahí se sucedieron las jugadas frente a los arcos. En un descuido defensivo de Boca, Ramón definió mal y se perdió el empate. Enfrente, hubo una doble salvada en el arco del Mineiro: Velloso tapó a Pandolfi y Bruno rechazó en la línea el tiro de Barijho. El ida y vuelta era constante. Pareció que Bruno le cometió penal a Barijho y también que Medina no estaba offside (su cabezazo fue gol, pero Aros lo anuló).

Mineiro sufrió atrás porque dio muchas ventajas. Pero, con espacios, demostró que del medio para adelante tiene con qué. Especialmente, cuando la pelota pasó por los pies de Marques (que explotó muy bien la espalda de Traverso). O de Guilherme. Aunque Caico y Cleison también demostraron presencia. Pero quedó claro que Mineiro llevó más peligro cuando salió rápido de contraataque que cuando tenía que construir un ataque. Ahí es como que adormecían la pelota y permitieron la recuperación de los defensores de Boca. Pero, aun en menor medida, el cuadro visitante tampoco se quedó atrás. Guilherme la tiró cerquita del ángulo derecho. Cacapa le puso el pie izquierdo al centro de Caico y el empate 1-1. Guilherme, otra vez, le pegó desde afuera del área y la pelota pasó al ladito del palo derecho.

El segundo gol de Barijho (potente derechazo abajo pisando el área tras buena jugada de Andrizzi), a los 41m del primer tiempo, le vino bárbaro al segundo. Porque, como se preveía, Boca salió con más ímpetu y Mineiro se retrasó más todavía. Al punto que Marques casi no despegó de su campo hasta que tuvo que salir por una lesión. Con la gambeta de Guillermo, quien hizo un gran desgaste y al final se fundió. Con la fuerza de Barijho, inquietando desde cualquier parte (dos veces Ve lloso le tapó el tercero). Con la entrada del Chelo Delgado para sumar hombres de ataque, quien terminó estrellando un zurdazo en el travesaño.

Boca fue más, esto está claro. Puso alma, corazón, coraje. Pero al final se quedó con las manos vacías porque de tanto ir e ir contra Velloso, en la última ficha, André salió de contra casi desde su propia área, cruzó la línea media, dejó en el camino a Abbondancieri y concretó lo que un instante antes parecía imposible: el 2 a 2 con que se cerró la historia de Boca en esta Mercosur. Que tuvo el sello de la injusticia, porque tuvo todo como para torcer el rumbo.